6 de septiembre de 2012

Despecho y más despecho... por el pecho

Ando buscando canciones acerca del despecho. Ese sentimiento de duelo que surge cuando hay una ruptura amorosa, cuando el otro ya no te quiere o nunca te quiso.

Creo que Latinoamérica, más bien Hispanoamérica, nutre su desvelo romántico con canciones que parten el alma en lugar de reparar las heridas.

Sean boleros, rancheras, tangos, vallenatos e incluso reaguetón; las letras de canciones que hablan de amores rotos se pasean por una gama de emociones intensas y muchas veces desesperanzadoras. Rabia, miedo, dolor, fracaso, deseo de venganza, ideas suicidas están presentes muchas más veces que la resignación, el olvido, el cambio, el arrepentimiento o el perdón.

¿Son estas canciones reflejo de los sentimientos o nos sentimos así porque las canciones que hemos escuchado y que forman parte de nuestro bagaje cultural- familiar nos ofrecen esa salida?

Y ni hablar de las imágenes, repetidas en películas y telenovelas, del bar donde no sólo se ahogan las penas en alcohol sino que la música del día es precisamente la que pone el dedo en la llaga con lamentos y recriminaciones.

Te invito a sacar el despecho latinoamericano que puedes llevar arraigado y me digas ¿qué canción o género musical te parece más apropiado para acompañar un despecho?

La foto fue tomada de Angélica★Diaz

30 de agosto de 2012

La piedra

Hay personas que son como piedras. No por lo duras sino porque te tropiezas con ellas muchas veces de manera inesperada.

Algunas son piedras pequeñas, insignificantes, de esas cosas que nadie voltearía a ver. Sin embargo, el impacto de esa pequeña piedra puede ser tremendo sobre tu vida.

Así como cuando salta de improviso y golpea el parabrisas de tu carro. Puede que no lo rompa, pero queda golpeado o astillado y ya no hay manera de eliminar esa marca.

Si tenías un buen parabrisas y tomas las medidas inmediatas, seguro que reparas la fisura y evitas que se haga mayor y destruya el vidrio. Pero la marca siempre queda... Cuando la ves piensas que esta vez te salvaste, pero ¿qué pasará si la piedra aparece de nuevo? ¿o si es otra más grande?

Hay que estar consciente de las pequeñas piedras. Tal vez solas no hagan mucho daño pero si se impulsan con fuerza y velocidad, si impactan en un lugar sensible, pueden lastimarte y hasta matarte.

Por eso, hay que hacer el trabajo de blindarse, de estar atentos, de defender a los más vulnerables,
de tener piedras mayores y no creer en la existencia de pequeñas piedras porque, al final, todas son igual de peligrosas.

Foto de Angelvilu